Del 6 al 8 de junio se reunieron en un lujoso hotel de la pequeña ciudad alemana de Heiligendamm los representantes de los ocho países mas poderosos del mundo (G8), para supuestamente discutir sobre problemas globales como el hambre, el calentamiento global o el medio ambiente y buscar soluciones. Una reunión de la que sólo salieron tímidos acuerdos de postal, pactados de antemano y, eso sí, numerosas fotos de familia. No esperábamos otra cosa.
Por este motivo, decenas de miles de personas viajaron a Alemania para reclamar y exigir a estos ocho países (Alemania, Canadá, los Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Rusia y el Reino Unido) verdaderas medidas contra el cambio climático y la pobreza.
Para mantener la seguridad de la cumbre se habían desplegado 16.000 policías, más un número indeterminado de militares, lo que atenta directamente contra la Constitución alemana. También estuvieron desplegados los GSG9, grupo militar de élite, y agentes del servicio secreto, helicópteros, agentes federales y hasta un portaviones estadounidense.
Las autoridades también dispusieron una valla de seguridad de 12 kilómetros de largo alrededor de la sede de la cumbre, que costó 11 millones de euros en dinero público, con la intención de evitar tanto supuestos intentos de atentado terrorista como el paso de las personas participantes en las marchas de protesta.
Asímismo, las medidas de seguridad incluyeron registros realizados por unos 800 policías y una veintena de fiscales a unos 40 locales, pisos particulares y lugares de trabajo de personas vinculadas a los movimientos sociales alemanes, con la excusa de la "lucha antiterrorista" pero con la clara intención de amedrentar la protesta.
El sábado 2 de junio, primer día de protestas y de actividades organizadas en la contracumbre, tuvo lugar una marcha internacional contra los dueños del mundo. Los manifestantes lograron bloquear uno de los dos únicos accesos directos por carretera al complejo hotelero a orillas del Báltico y cortaron la autopista que conduce al aeropuerto de Rostock-Laage, justo cuando llegaban en cadena la mayoría de los jefes de Estado y Gobierno que acudían a la cumbre.
Hubo enfrentamientos con la policía y brutalidad policial, en total resultaron heridos 433 agentes del orden y 520 manifestantes, además de cientos de detenidos. En esos disturbios, fueron detenidos 3 españoles, dos zaragozanos y un chaval de mostotes. A los dos compañeros de Zaragoza se les imputa un delito de desórdenes públicos y lesiones a policías y ya han sido condenados a 9 y 10 meses de cárcel en un juicio rápido diseñado para la ocasión: sin pruebas concluyentes y sin defensa apropiada. Junto a los dos compañeros del estado español también han sido condenados en juicios rápidos un compañero de alemania y otro de polonia.
Lo abogados defensores de todos ellos han cuestionado la legitimidad de estos procedimientos debido a que se están llevando a cabo sin pruebas concluyentes (el testigo de la policía ni siquiera supo concretar el lugar en el que se había producido el ataque), sin garantías legales para los acusados, con precipitación y con afán disuasorio de cara a las protestas convocadas para los siguientes días.
También hay que señalar las malas condiciones en el trato a las personas detenidas y la sistemática vulneración de sus derechos civiles. Encerradas en jaulas, en celdas de 25 metros cuadrados para 20 personas, con la luz encendida todo el día, comida y bebida insuficiente y con una absoluta falta de privacidad. Sobre el suelo de hormigón únicamente había una fina colchoneta de goma para dormir, pero ninguna manta, y para comer sólo se les proporcionaba un trozo de pan y una rodaja de salchichón y el agua escaseaba, por lo que quien la solicitaba o quien pedía ir al servicio quedaba registrado.
Los abogados consideran que en estas detenciones se ha vulnerado la Ley Fundamental alemana, la Convención Europea de los Derechos Humanos y la Carta de los Derechos Humanos de la ONU, por lo que han interpuesto querellas por «detención ilegal» y «prevaricación». Según la Asociación Republicana de Abogados, unas 1.146 personas fueron retenidas en las cárceles provisionales. Además, se ha conocido que cincuenta personas permanecieron esposadas durante once horas.
El proceso contra estos dos compañeros, a los que piden varios meses de prisión, sigue abierto.
Por todo lo dicho pedimos vuestro apoyo y solidaridad tanto con Raúl y Andrés como con el resto de encausados por los actos de protesta contra el G8.
Más info en: Web de apoyo al G8
domingo, 7 de octubre de 2007
Solidaridad condenados G8. Rostock. Alemania
Irreflexión de Bermus a las 16:23
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